viernes, 23 de mayo de 2008

El DDT

Recuerdo aquella vez que ví una cucaracha enorme a la entrada del edificio y le dije a mi novio: "voy corriendo por el DDT". Me miró con carita de preguntar "¿el de-quien?", a lo cual le mosté la lata de Baygon y me dijo: "ahh, el insecticida..."

Es lo enriquecedor de salir con alguien veinte años menor que uno.

Un tostón, una peseta, un quinto

Estimado lector joven: un tostón no es el efecto que causan los rayos ultravioletas en su piel ni nada por el estilo. En el siglo pasado, cuando el tipo de cambio era de un dolar por $12.50 pesos (pero que realmente valían), la gente estaba al pendiente de su dinero y contaba la moneda fraccionaria de esta manera:

Una moneda de 50 centavos era un tostón.
Una moneda de 25 centavos era una peseta, y
Una moneda de 5 centavos era un quinto.

Me pregunto que hace toda la gente con su moneda fraccionaria hoy en día.

De a devis / de a mentis

En los cincuentas y sesentas si algo era de a devis, era de verdad; mientras que si algo era de a mentis, era ficticio o falso.

Ejemplos: "Chaparrita, yo te quiero de a devis."
"El billete ese era de a mentis y lo entambaron."

domingo, 18 de mayo de 2008

Éramos bien maloras

El hablante quiere decir que él y otros en su juventud hicieron muchas travesuras.

Te va a dar un aire encontrado

Las abuelitas, tan previsoras siempre, solían reprenderlo a uno con esta frase cuando salía de bañarse y había alguna ventana o puerta abierta que causara corriente de aire.

Estás loco de la cola, ca***ón

Tan poco elegante frase, aderezada de un insulto se decía cuando el hablante había perdido toda paciencia ante los comentarios absurdos y descabellados de su interlocutor y explotaba con este contundente juicio acerca de él.

Me duelen las patrullas

Usted dirá que le duelen los uniformados, los sindicalizados y el país en general, pero el hablante que está atrapado en el pasado quiere expresar que le duelen los pies.

¡Bola de caifanes!

En décadas pasadas, un caifán era alguien que no tenia ni oficio ni beneficio, un bandolero, un pillo, vaya, un vándalo.

¡Ehh, te brillaron los oclayos!

Querido lector: es en vano que usted busque oclayos en el diccionario. En la antigüedad, el vulgo llamaba así a los espejos del alma, los ojos.

¡X o Y está bien cucho!

O lo que es lo mismo: pienso que la calidad de X o Y deja mucho que desear.

Bygone Güeeeey

El típico fresa obsoleto que piensa que Salinas todavía es presidente (mal ejemplo, mas bien, que es 1988) y se sigue despidiendo con esta frase que es tan elegante como un vestido de terlenca color azul pastel.

Nota: la terlenca es un tejido sintético altamente resistente que se utilizó a finales de los sesentas y principios de los setentas, muchas veces en vestidos sin mangas en colores pastel bellamente accesoriado con un cinturoncito de eslabones grandes grandes, aretes igual de grandes y peinados a go-go.

Tal o cual lugar es "de catego"

¡Uff! Esto lo decían en la generación de mi papá, y quiere decir que érase que se era un lugar muy exclusivo.

¡Te voy a arrastrar por Niño Perdido!

Estimado lector jóven: si alguien le profiere esta amenaza no quiere decir que a los ojos del ofendido usted sea un infante que no encuentra su domicilio, sino que el hablante está tan molesto que promete llevarlo a rastras por todo el Eje Central, cuán largo es.

¿Qué hongo champiñón?

¡Ouch! Si alguien todavía utiliza esta horrenda frase de saludo, por favor, en nombre de la humanidad busque algo mas natural. Recuerdo que en los ochentas aquellos que querían pasar por alivianados (el equivalente de cool ahora) llegaban y te soltaban la frase del título, sin más ni más.

Mas o menos de las mismas épocas, pero en versión mas ñera se podía escuchar "¿Que milanesas que no bisteceeees?". Ambas con la función de saludar, pero con resultados igualmente desastrosos si se dicen en este siglo.